Érase una vez un hombre tan arrogante, que despidió a su propia sombra un día que ésta se proyectó más alta que él y desde entonces caminó siempre solo, convencido de que todos los caminos llevaban hasta su ombligo
Las más bellas estupideces jamás contadas
Cuentos, relatos y artículos de fantasía
Érase una vez un hombre tan arrogante, que despidió a su propia sombra un día que ésta se proyectó más alta que él y desde entonces caminó siempre solo, convencido de que todos los caminos llevaban hasta su ombligo