Conseguimos llegar hasta las estrellas, nos atrevemos a tocar la Luna y aterrizar en un cometa, exploramos planetas.
Creamos seres inteligentes que nos quieren imitar, tal vez nos lleguen a superar.
Jugamos con la muerte, haciéndola ceder cada día un poco más.
Y tú que dices que los dioses no existen, ¿no te das cuenta?
Somos nosotros, nuestros propios dioses, vanidosos, misericordiosos, creadores y destructores, en este Olimpo que sin pudor hemos reclamado.
Pero recuerda, ¿y si Prometeo nos roba el fuego? ¿Y si nuestra creación nos niega?