Iba besando príncipes para convertirlos en ranas que le cantasen en el charco del jardín.
Su jardín que estaba triste porque ya no quedaban luciérnagas, ahora eran luces LED y las mariposas estaban atrapadas en los estómagos de los enamorados.
Iba mirando las nubes porque los pájaros de su cabeza habían alzado el vuelo y no sabía si sabrían volver.