La ofrenda y el altar

Antes de ser la ofrenda fui el altar. Y así acabó mezclada la sangre propia y la ajena. Y así se limpió el dolor del mundo.

Los caminos que nos quedan

Al marchar, la vieja sensación de pérdida, de no ganar, de dejar algo atrás. El mismo sentimiento que se difumina como neblina pero nunca se va. Somos los caminos que nos quedan por andar, anhelando siempre la estela que dejamos atrás.

Honra los huesos

Honra los huesos que velan por ti.

Recuerda su cara, recuerda su estampa.

Pide que te esperen y te enseñen el camino.

Honra los huesos que velan por ti.

Solo dos cosas nos igualan, nacer y morir.