De cómo cae una taza de café

Mi retina detuvo el tiempo para siempre en el momento preciso en el que tus párpados ya no pudieron soportar más el peso de tus enormes pestañas curvadas y se doblegaban bajo ellas en el más hermoso de los parpadeos, al tiempo que tus ruborizados labios describían una asombrada «o»por el hecho de que en ese mismo instante la taza de café iniciaba un vertiginoso descenso para dejar su huella en este mundo.