El corazón decidió dar un golpe de estado y derrocar al cerebro dictador, el que siempre cree tener la razón, el que siempre manda hacer lo que se debe en lugar de lo que se quiere. El corazón tomó la iniciativa, no el corazón anatómicamente perfecto, sino ese corazón sencillito que se dibuja sin levantar el lápiz del papel, el que se rompe por la mitad cuando está triste y se enamora si se le clava una flecha. Ese corazón que sólo se rebela a veces para sacarte a bailar, el que hace que te sonrojes cuando tú no quieres. Desde ese momento el corazón tomaría las decisiones y aunque el cerebro siempre trata de recuperar su puesto y no te deja dormir por las noches, lo único que queda de su reinado son las ojeras.
3 respuestas a «Golpe de estado»
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Me gusta, solo esos golpes de estado se dven permitir.
El mío (cerebro) se rebela bastante mi Ana… Siempre tengo unas orejas tremendas… Jeje
Gracias por este muy bonito cuento!
Gracias a ti por leer y compartir. Hazlo caso a tu corazón que él sabe mucho.
Besos ma petite fleur!