Antes de ser la ofrenda fui el altar. Y así acabó mezclada la sangre propia y la ajena. Y así se limpió el dolor del mundo.
Las más bellas estupideces jamás contadas
Cuentos, relatos y artículos de fantasía
Antes de ser la ofrenda fui el altar. Y así acabó mezclada la sangre propia y la ajena. Y así se limpió el dolor del mundo.