Existen distintas formas de romper un corazón, tantas como de arreglarlo. Tome nota:
– Dejar de proporcionarle los cuidados necesarios, a saber, no alimentarlo con emociones y privarlo de luz solar. Se acabará volviendo un corazón raquítico y enfermizo, no apto para personas felices.
– Quitarle de golpe y para siempre algo que ame. La ausencia dejará un hueco en él difícil de rellenar.
– Asestar un golpe fuerte, demoledor, imprevista que lo haga añicos. Barrer bien los pedazos para que no se vuelvan a juntar.
– Infiltrar lentamente y durante mucho tiempo alguna o varias sustancias nocivas (indiferencia, decepción, tristeza, etc.) hasta que el corazón estalle desde dentro, como el agua que durante años penetra en la roca hasta que acaba por hacerla pedazos. Si bien este proceso es el más lento, también es el más efectivo, pues aunque el corazón se consiguiese reparar nunca vuelve a ser el mismo.
AVISO: Nunca rompa un corazón.